2.- El centro Wild Brown Bear, se encontraba en medio de la taiga siberiana, al lado de un pequeño lago con su embarcadero y rodeado por un bosque frondoso y casi impenetrable, donde solo podíamos andar por los caminos abiertos y con mucho cuidado pues donde no había bosque había turberas, y estas eran mas peligrosas, e impregnadas de agua helada, te podías hundir en las mismas. Había que tener cuidado, y la propia organización había instalado pasarelas por encima de las turberas para ir y venir de los «Hides» al centro y viceversa. El centro se componía de dos edificios principales, uno de residencia y otro de recepción, comedor y salón de actos donde nos explicaron el funcionamiento.
EmbarcaderoRecepción del Centro Wild Brown BearPasarelas por las turberas entre los «hides».
Después de varios meses de la planificación del viaje, gracias a mi amigo Iñigo, comienza el viaje de la búsqueda del oso. Vamos a vivirlo en diferentes etapas y la primera es la llegada al centro «Wild Brown Bear» en plena taiga finlandesa.
1.- Llegada a la Taiga. Después de dos vuelos de Madrid a Amsterdam y de Amsterdam a Helsinki, nos presentamos en otro mundo, la gente amable y verde, muy verde. El ambiente era de lluvia, pero enseguida nos preparamos para coger un vuelo domestico a Kajaani. El avión era pequeño, de hélices y la mayoría de las personas que nos habíamos juntado en la puerta de embarque, llevábamos los equipos de fotógrafos, algunos adornados con las vestimentas de camuflaje y una expectación aventurera, todos con grandes objetivos, sinónimo de que iban a hacer fotos de naturaleza. Por un momento pensé que íbamos todos juntos al mismo sitio, el Centro «Wild Brown Bear», para conseguir alguna foto del oso pardo. El Aeropuerto era muy pequeñito, casi familiar, salimos del mismo andando por la pista y enseguida nos encontró Ari Sääski que nos dirigió a su furgoneta de trasporte y rápidamente sin solución de continuidad, a través de esos bosques boreales compuestos principalmente de pinos, abetos y abedules, donde se veían algunos sembrados de cereal en todo su apogeo cerca de los pueblos, todavía verdes. El camino agradable y después de 1 ½ horas, atravesando bosques, lagos y algún pequeño claro, llegamos al centro.