Parece que ya nada va ser lo mismo. En estos tiempos de Covid19 estamos intranquilos con restricciones y muchas incertidumbres. No sabemos que es lo que va a pasar al no existir criterios de actuacion claros, bien definidos y con respaldo científico. Mientras, solo podemos basarnos el la prudencia personal, en la protección individual y en el distanciamiento social. Pero, en esto debe de estar implicada toda la población, no solo las personas mayores. Para que todo esto sea efectivo es necesaria solidaridad, la empatía, la educación, los valores universales y en definitiva la responsabilidad. No esperar que el “papa estado” nos diga que restricciones tocan hoy, y buscar la forma se saltarlas.
Hay que apechugar todos, y los que son responsables o por lo menos cobran por ello, son los primeros que deben de dar ejemplo.
La semana pasada nos encontramos en el Parque Nacional de Cabañeros. La intención era ver la berrea de los ciervos, muy abundantes en las dehesas del Parque, y pasar unos dias agradables, disfrutando de las poblaciones de ciervo, de los paisajes, de las dehesas y en definitiva de la naturaleza en todo su explendor.
Muchas veces, como sociedad no analizamos las consecuencias de nuestro modelo de crecimiento, a pesar de que va en contra de la lógica y de las leyes de la física. Nada puede crecer indefinidamente, ya lo hemos visto con los pinchazos anteriores y de los síntomas que están presentando todos los indicadores sociales, económicos y ahora sanitarios.
Una de las consecuencias del crecimiento indefinido es su influencia en el cambio climático, principalmente por la dispersión o gasto de energía, imposible de mantener con la tasa de crecimiento actual. En nuestra civilización se paso de la leña al carbón hace menos de 250 años, del carbón al petróleo hace menos de 125 años y de este a otros modelos en menos de 80 años pero sin analizar a donde vamos (derivados del petroleo, fraking, solar, nuclear, etc). Evidentemente deberíamos ir hacia la energía solar, que es la mas barata y la mas ampliamente distribuida, con el inconveniente o la ventaja de que pueden desaparecer los monopolios eléctricos.
Otra de las consecuencias de dicho crecimiento implica cambios en los modelos de comportamiento de la humanidad, invasión del medio natural (urbanizaciones, cultivos intensivos, industrialización, incendios, cambios de aprovechamientos, etc.), como el incremento del transporte generalizado, los movimientos de masas, el aumento de patógenos nuevos para el ser humano, que están ahí y que hay que prevenir su transmisión, la perdida de inmunología a nivel individual y social, y el aumento de las alergias en los últimos años, la circulación de patógenos por el contacto entre fauna y ser humano. No hay que desestimar unas consecuencias por otras, ni considerar unas mas importantes que otras, están todas relacionadas, y son todas un conjunto de consecuencias que tienen una misma raíz, el modelo de crecimiento en el que estamos inmersos.
Sin embargo, yo si que apostaría por un hilo de esperanza, promoviendo el conocimiento, la investigación y la enseñanza con todas sus derivadas que nos permita prevenir nuevas pandemias. Hemos sufrido la falta de provisiones de elementos de protección, que en un futuro inmediato van a ser tan importantes como los alimentos y tenemos que aprender a preverlas y atajarlas rápidamente. Ademas somos cada vez mas conscientes de la importancia que tienen los servicios sanitarios. También es necesario promover modelos de vida mas eficientes, basados en energía libre, utilizar la eficiencia como bandera y promover el uso de las nuevas tecnologías para aumentar el rendimiento de nuestra economía y el bien estar de las personas.