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Herramientas del Gestor Cinegético. Introducción

ciervo08-5Las contradicciones del cazador se resumen en que aspirar a realizar una actividad ancestral, con herramientas del futuro.

No es lo mismo el gestor cinegético que el cazador. El cazador es uno de los pilares básicos de la caza y de su futuro. Sin embargo, se encuentra inmerso en una serie de contradicciones como suponer que realiza una actividad ancestral con herramientas del futuro, además de beneficiarse de otras ventajas. El gestor necesita toda la tecnología disponible para gestionar un recurso natural de una forma sostenible (explotar sin esquilmar).

Evidentemente, hay muchas herramientas que sirven para aumentar la producción al acercar la gestión cinegética a la ganadera (genética, inseminación artificial, repoblaciones, comederos artificiales, vacunas, granjas cinegéticas, etc.). Sin embargo, en esta página vamos a ir por otro camino, y aunque es difícil discernir entre unas actuaciones y otras, nos vamos a centrar en herramientas que pueden ayudar al gestor cinegético en sus tareas cotidianas, con una mínima interactuación con el animal, como: Drones, aviones o helicópteros. Cámaras de fototrampeo. Cámaras térmicas. Sensores de sonido, movimiento o peso. Tarjetas de contacto, microchips o identificadores. Grabadoras. Radiocollares GPS. Smartphones. Pastores electricos. Sensores LIDAR. Aplicaciones cartográficas como Google Earth, o de otro tipo como «Cybertraker», «Distance», «Population», etc. Y vamos a ir desgranando poco a poco las mas interesantes.

La decadencia de la caza como concepto

La decadencia de la caza como concepto. (1).

Cuando se habla de “actividad cinegética” muy pocas veces nos imaginamos que es una de las actividades mas antiguas, y que, quizá gracias a ella o al ingenio desarrollado para llevarla a cabo, se han producido avances importantes en la evolución de la humanidad. Esta actividad ha supuesto el impulso necesario en todo tipo de estrategias, conquistas, o incluso se ha utilizado como laboratorio o campo de entrenamiento que han permitido la evolución de las armas y de los medios de captura.
Pero, a pesar de todos los avances tecnológicos, e incluso ideológicos, de la modernización de los instrumentos de captura, hoy día mucho mas eficaces y efectivos, de los complementos y accesorios utilizados por el cazador, del acercamiento a los cazaderos, de las prisas, de la multitud de servicios dedicados al cazador, e incluso algunos en exclusiva (orgánicas, realas, guardería, etc.), se ha avanzado muy poco en la gestión cinegética considerada como un recurso natural renovable.
En general se han devaluado o minusvalorado los conocimientos científicos acerca de la biología de las especies, su ecología, o incluso sobre dinámica de población o de posibilidades extractivas, despreciando los modelos de explotación de recursos naturales que no supongan pegar muchos tiros y asegurar el abatimiento de muchos animales.
Desgraciadamente se ha optado por una caza de bote en el sentido laxo de la palabra, asegurando un cupo de ejemplares con el mínimo esfuerzo, obviando la esencia de la caza basada en los conceptos de “dificultad” e “inseguridad” según Ortega y Gasset en el prólogo de “20 Años de Caza Mayor del Conde de Yebes”.

El futuro de la caza. 1ª Parte

En determinados círculos existe la preocupación sobre el futuro de la caza, pues consideran que tiene muchos elementos en contra, aunque la mayor parte se centra en opiniones de personas que no conocen el mundo de la caza, no saben las relaciones ecológicas y medioambientales que sustenta dicha actividad, e incluso lo consideran una actividad perjudicial para la naturaleza o retrograda desde el punto de vista social, añadiendo el calificativo de sin futuro, pero sin dar las razones básicas para realizar tales afirmaciones.

El futuro de la caza 1ª Parte.

Creo que el futuro de la caza depende de nosotros, de la actitud que tomemos hacia esta actividad y sobretodo de la consideración de la misma como un recurso natural renovable. La actividad cinegética tiene muchas derivadas y muchas clasificaciones, muchas formas de entenderla, de sentirla y practicarla, pero en todas existen tres elementos que se pueden considerar la base de la misma, como son los “cazadores”, las “especies” de caza y el “hábitat” de las especies de caza.
En esta primera nota vamos a hablar del futuro de los cazadores y sus repercusiones en el mundo de la caza, como uno de los pilares en los que se sustenta la actividad (Cazadores, especies y hábitat), y que si falta uno de ellos, se pierde la actividad cinegética tal como la entendemos de forma drástica.
Por ello, cuando en charlas o en jornadas se aborda el futuro de la caza, pocas veces se adentra en el fondo de la situación, achacando el mismo a lo mal vista que esta la actividad cinegética entre diferentes sectores sociales, al sentimentalismo, o al ecologismo mal entendido.
Si bien parte de esto es verdad, la verdadera razón de que los cazadores como una de las patas fundamentales de la actividad cinegética hayan entrado en retroceso se debe a los cambios sociales que se han dado en los últimos años, el abandono del campo, la urbanización de parte de la sociedad, o a la distribución de los habitantes en núcleos poblacionales cada vez mas urbanizados.
Los cazadores están cambiando, está cambiando su perfil y está cambiando el número de practicantes, de tal forma que cada vez hay menos personas que participan en la actividad de la caza en todos sus ámbitos.
Por ejemplo, en Andalucía número de cazadores ha disminuido en esta última década de forma pausada pero inexorable pasando de mas de 300.000 licencias en 2004, a menos de 225.000 licencias en 2014, hecho que no se debe a una sola causa sino a un conjunto de circunstancias. Igualmente la edad media del cazador ha subido mas de 15 años en este tiempo, lo que supone que las generaciones venideras necesitan mas impulso y mas motivaciones para engancharse con la actividad cinegética.
El ciudadano cada vez mas urbano y desligado de las actividades rurales, donde el aprendizaje de la mano de nuestros padres y abuelos que nos ilusionaba con la práctica de la caza y de la pesca se ha perdido. Se ha descontextualizado nuestra relación con la naturaleza, ya no se si tiene sentido el aprender a leer el campo, el buscar respuestas a diferentes fenómenos naturales como la forma del vuelo de los pájaros, el humo, la humedad, las huellas, los olores, el echar el viento, el careo, los pasos, los trucos para detectar los instintos animales, los pequeños retos, el manejo y control de las frustraciones o de las obsesiones, toda una parte de la enseñanza de la vida, una larga carrera en la que nunca terminas de aprender, donde el tesón es una de las principales herramientas y donde cada respuesta viene acompañada de mas preguntas.
Esta forma de entrar en el mundo cinegético ha cambiado y aunque normalmente es de la mano de un familiar o de un grupo de amigos, se le dedica menos tiempo y son mayores las dificultades y los costes, hay que desplazarse, y existen una serie de requisitos (licencias, permisos, etc.) que se dan en un ambiente contracorriente, donde el estrés y las prisas dominan el tiempo actual.
Hoy día, además de vivir la mayor parte de la población en un ambiente urbano, existen una serie de tendencias en contra de la caza, de tal forma que si no tienes convicciones es difícil superar dichas tendencias. La inclusión de un sentimentalismo sensiblero en el ambiente y su dominancia en los medios de comunicación hace que el atractivo de la naturaleza cambie por el atractivo de lo humanizado, convirtiendo lo mas parecido a la naturaleza a las plantas de las macetas y las mascotas. Continuara…